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jueves, 7 de junio de 2018

"No todos los Chincoles son iguales"


El chincol (Zonotrichia capensis) es una pequeña ave nativa que abunda en gran parte del país. De hábitos generalistas, es posible encontrarla tanto en campos como en ciudades, a nivel del mar como también hasta sobre los cuatro mil metros de altitud.

Un estudio realizado en la Región Metropolitana de Santiago, analizó durante un año las diferencias, según la ubicación geográfica, en las medidas corporales, rasgos fisiológicos y en la conducta de dos poblaciones de chincoles: un en Farellones (cordillera de Los Andes) y la otra en Rinconada de Maipú. Los resultados revelaron que los individuos de la primera población poseen mayor tamaño y son más exploradores y migratorios que sus vecinos maipucinos.

Observamos que los chincoles que habitan en elevaciones altas, como Farellones, eran más grandes y mostraban un comportamiento exploratorio más intenso en comparación a los que habitan en menor altura, como en Rinconada” indicó Rodrigo Vásquez, investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y académico de la Universidad de Chile. 

En cuanto al movimiento, Vásquez explicó que “cuando un ave se desplaza de un sitio a otro, sus tejidos mantienen información isotópica de la localidad previa, de modo que ayudan a identificar dónde estuvo el animal en distintos momentos de su vida". Los chincoles de Farellones permanecen durante primavera y verano, pero en invierno desaparecen y migran a un lugar desconocido hasta el momento. A pesar de esto, los isótopos detectados no variaron, lo que significaría que se trasladaron a un sector cercano que si bien podría ser de menor altitud, tendría similares características. Por otro lado en Rinconada, los animales permanecieron durante todas las estaciones del año.

Las poblaciones de baja altitud logran alimentarse y permanecer en una misma localidad durante todo el año, aunque cambie el tipo de alimento. Ellos aprovechan también los recursos que el humano deja directa o indirectamente, y por eso muchos chincoles habitan en las ciudades. Sin embargo, los individuos de alturas más elevadas han desarrollado una vida migratoria y tienen la capacidad de residir en distintos ambientes, lo que traería otras ventajas y explicaría por qué no se ha extinguido esa forma de vida”, detalló Vásquez.

El estudio, que fue publicado recientemente, se llevó a cabo el año 2013 en Farellones (sitio de elevada altitud), Rinconada de Maipú (baja altitud), e incluyó a Yerba Loca y El Arrayán (elevaciones intermedias) para recapturar individuos de Farellones y evaluar sus movimientos estacionales.

Fuentes
LUN
Instituto de Ecología & Biodiversidad

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